El hotel boutique Ryad Dyor se halla en el auténtico y tradicional barrio de Sidi Ben Sliman, en la parte norte de la Medina de Marrakech. Esta privilegiada ubicación, a 5 minutos de los zocos y muy cerca de la famosa plaza Jemaa el-Fna, te permite vivir el emocionante bullicio diario de Marrakech.
Descubre a continuación algunos de los atractivos turísticos de la ciudad que no te puedes perder durante tus vacaciones en el riad.
En el corazón de la ciudad, la plaza Jemaa el-Fna cobra vida a través de sus músicos, narradores y mercados efímeros que ofrecen desde exquisitas especias hasta artesanías locales. Este lugar se transforma al caer del sol, desplegando un espectáculo culinario bajo las estrellas que invita a degustar los sabores autóctonos en un ambiente lleno de vida.
La Medina, con sus robustos muros que resguardan siglos de historia, es un laberinto de callejuelas donde cada giro revela secretos ancestrales y tesoros ocultos. Aquí, los riads, con sus patios interiores, ofrecen un refugio alejado del bullicio exterior, mientras que los zocos son el escenario perfecto para practicar el arte del regateo, encontrando desde joyería tradicional hasta textiles.
Este jardín botánico donado a la ciudad por Yves Saint Laurent no solo es un tributo a la flora marroquí, sino también un lugar de inspiración artística y paz. Alberga especies de plantas de los cinco continentes y es uno de los lugares más visitados de todo Marruecos.
El Palacio de la Bahía, un espectáculo de arquitectura y diseño islámico, narra las historias de la opulencia y el poder de antiguos sultanes a través de sus salones adornados con inscripciones en árabe, figuras geométricas y arabescos y patios embellecidos con mosaicos.
Cercano al palacio, las Tumbas Saadíes ofrecen un vistazo a la majestuosidad y el arte funerario de la dinastía saadí, con mausoleos delicadamente decorados que destacan el respeto y la veneración por los ancestros.
Dominando el horizonte de Marrakech, la mezquita Koutoubia se erige como un faro de espiritualidad y arquitectura. Con su impresionante minarete que alcanza los cielos, la mezquita no solo guía a los fieles hacia sus oraciones, sino que también seduce a los visitantes con su majestuosidad histórica. Construida en el siglo XII, esta joya arquitectónica refleja la habilidad y el arte islámicos, sirviendo de inspiración para estructuras similares a lo largo del mundo. Aunque reservada para los musulmanes, su presencia imponente y su jardín circundante ofrecen a todos los visitantes un espacio que hay que visitar.
